Despues de que por la tarde un tímido sol se hubiese asomado a ratos, la lluvia azotaba de nuevo los cristales del tren cuando volvía a casa al atardecer.
- ¡No seas tonta! - le había gritado Rosi a la puerta de las oficinas- Ven a tomarte una copa y dile a Jack que perdiste el tren de las siete...
Pero no era lo más acertado. Ya había llamado a Jack después del almuerzo para contarle el retraso de la mañana, que tendría que quedarse una hora más aquella tarde y...
-...y que tendrás que ir tú a por los chicos, lo siento...
- ¡Joder, Sara, "lo siento"! -le había gritado con bastante menos tacto que su jefe aquella misma mañana- ¡Es la segunda vez este mes... ¿sigues pensando que puedes hacer de madre y trabajar al mismo tiempo?Convencete, deja ya ese puto rollo feminista de la realización como persona y todo lo demás, tienes que dejarlo...
Se mordió los labios, para no recitarle como pensaba, la lista de pequeños caprichos de los que disfrutaba él ahora y que tendrían que olvidar si ella dejaba de trabajar: la conexión ADSL para el ordenador, el gimnasio y el squash, las escapadas de fin de semana a la sierra...
-...vale, vale-le dijo en voz baja apartando un poco el teléfono de su rostro- no quiero discutir esto ahora, solo decírtelo. Perdona por joderte la tarde de esta manera...
- ¿"Perdona"? ¿"joderte"? ¿pero de qué vas, Sara? ¿es que además tengo que sentirme culpable yo por no...
Había colgado el telefono de golpe, cubriéndose luego el rostro con los dedos para intentar retener las lágrimas por segunda vez en aquel día, y sin embargo se dejaron caer, ardientes, sin ningún esfuerzo...
No quería discutir, ya discutían demasiado y por cosas como aquellas, que no tenían nada que ver con ellos dos... no, no había opción de última copa ese día, caminó agotada a la estación cogió -esta vez sí- su tren a tiempo y apoyó la cabeza contra la ventanilla, viendo oscurecerse el día y ante el paisaje las gotas de lluvia dibujando serpeantes senderos en el cristal.
"Quisiera morirme" pensó de pronto, tan solo por una décima de segundo.
Y sin previo aviso, visualizó sobre el oscuro exterior el reflejo del desconocido ( "de Ben" ), los ojos azules, su sonrisa, y notó que un ligero calor le inundaba el pecho. Casi a su pesar devolvió la sonrisa al fantasmal reflejo...
...
Todavía bajo el dulce sopor que le invadía después de hacerle el amor a Michael, aún pegajoso el espacio entre ellos dos, su miembro lánguido apretado contra sus nalgas y los labios en su nuca, en ese estado de absoluto bienestar que le invadía, el pitido del teléfono móvil irrumpió como un cañonazo.
- ...vamos, Ben -le susurró Michael pasados unos segundos-...puede ser importante... el de la editorial...
-...mierda, que le jodan -dijo apretándole más contra sí-...creo que me estoy empalmando otra vez...
Michael rió y alargó el brazo hasta la mesilla para contestar al aparato.
-...sí........oh, sí -se revolvió en la cama para mirarle de frente con gesto de expectación-...ahora mismo se pone...
"¡Es él!", le vocalizó sin voz alargándole el teléfono.
- ¿Dígame?...sí, soy yo............oh..........vaya, es estupendo......... ¿esta tard......?....bueno, claro.......sí, como no.....antes del cierre....
Antes de colgar Michael ya saltaba alborozado sobre el colchón.
-...están encantados con el cuento, quieren que vaya esta misma tarde...
- ¡Pero eso es...cojonudo!-gritó Michael-.
Le besó sonoramente en los labios y empezó a tirar de él para levantarle de la cama.
- ¡Joder, tengo un pálpito con esto!... Dime, ¿cuando seas una celebridad vas a quererme igual?... ¡date prisa o no llegarás a tiempo!
-...como me fastidia salir así -le dijo intentando atraerle hacia él-.
-...tranquilo - respondió Michael en voz baja y prometedora- Esta noche lo vamos a celebrar por todo lo alto...
De esa forma se vió por segunda vez en el mismo día haciendo el trayecto a la ciudad y con la misma lluvia pintando de gris el cielo. Pensar en ello hizo que la imagen de la mujer contemplándole en la cafetería de la estación le abordase sin previo aviso, dejándole desconcertado.
"Quien eres, desconocida..."
...
El silbato anunciando una parada cercana la sacó de su ensimismamiento. Aún no era la suya pero irguió la cabeza y respiró hondo, intentando serenarse.
...
...sin dejar de pensar en ella el tren silbó anunciando una parada, empezó a detenerse lentamente a la vez que lo hacía un tren que se movía en dirección contraria. Entonces...
...
...frotó el vaho de la ventanilla incrédula, para contemplar el tren que se había detenido junto al suyo. Justo enfrente, en el otro tren, alguien imitaba sus movimientos para ver mejor, era...
...
..."¡Sara!"...
...
..."no es posible" susurró su mente racional sintiendo que, una vez más, se llenaban sus ojos de lágrimas pero esta vez sin ningún sentido. No quiso llorar ante él, en su lugar compuso una gran sonrisa y con el dedo pintó despacio un gran "HOLA" en el cristal empañado, del revés para que él pudiera verlo.
...
..."Hola", le escribió él sintiendose inesperadamente emocionado y olvidándose de pronto de la entrevista, de la lluvia, hasta de Michael. "Quien eres", le dijo sin hablar, solo moviendo los labios.
Sara apoyó una mano en el cristal con la mirada llena de... ¿de qué?...
Los trenes silbaron a la vez y ambos arrancaron simultaneamente, cada uno hacia su destino, pero con la sensación de que aquel era el primer día del resto de sus vidas.
- ¡No seas tonta! - le había gritado Rosi a la puerta de las oficinas- Ven a tomarte una copa y dile a Jack que perdiste el tren de las siete...
Pero no era lo más acertado. Ya había llamado a Jack después del almuerzo para contarle el retraso de la mañana, que tendría que quedarse una hora más aquella tarde y...
-...y que tendrás que ir tú a por los chicos, lo siento...
- ¡Joder, Sara, "lo siento"! -le había gritado con bastante menos tacto que su jefe aquella misma mañana- ¡Es la segunda vez este mes... ¿sigues pensando que puedes hacer de madre y trabajar al mismo tiempo?Convencete, deja ya ese puto rollo feminista de la realización como persona y todo lo demás, tienes que dejarlo...
Se mordió los labios, para no recitarle como pensaba, la lista de pequeños caprichos de los que disfrutaba él ahora y que tendrían que olvidar si ella dejaba de trabajar: la conexión ADSL para el ordenador, el gimnasio y el squash, las escapadas de fin de semana a la sierra...
-...vale, vale-le dijo en voz baja apartando un poco el teléfono de su rostro- no quiero discutir esto ahora, solo decírtelo. Perdona por joderte la tarde de esta manera...
- ¿"Perdona"? ¿"joderte"? ¿pero de qué vas, Sara? ¿es que además tengo que sentirme culpable yo por no...
Había colgado el telefono de golpe, cubriéndose luego el rostro con los dedos para intentar retener las lágrimas por segunda vez en aquel día, y sin embargo se dejaron caer, ardientes, sin ningún esfuerzo...
No quería discutir, ya discutían demasiado y por cosas como aquellas, que no tenían nada que ver con ellos dos... no, no había opción de última copa ese día, caminó agotada a la estación cogió -esta vez sí- su tren a tiempo y apoyó la cabeza contra la ventanilla, viendo oscurecerse el día y ante el paisaje las gotas de lluvia dibujando serpeantes senderos en el cristal.
"Quisiera morirme" pensó de pronto, tan solo por una décima de segundo.
Y sin previo aviso, visualizó sobre el oscuro exterior el reflejo del desconocido ( "de Ben" ), los ojos azules, su sonrisa, y notó que un ligero calor le inundaba el pecho. Casi a su pesar devolvió la sonrisa al fantasmal reflejo...
...
Todavía bajo el dulce sopor que le invadía después de hacerle el amor a Michael, aún pegajoso el espacio entre ellos dos, su miembro lánguido apretado contra sus nalgas y los labios en su nuca, en ese estado de absoluto bienestar que le invadía, el pitido del teléfono móvil irrumpió como un cañonazo.
- ...vamos, Ben -le susurró Michael pasados unos segundos-...puede ser importante... el de la editorial...
-...mierda, que le jodan -dijo apretándole más contra sí-...creo que me estoy empalmando otra vez...
Michael rió y alargó el brazo hasta la mesilla para contestar al aparato.
-...sí........oh, sí -se revolvió en la cama para mirarle de frente con gesto de expectación-...ahora mismo se pone...
"¡Es él!", le vocalizó sin voz alargándole el teléfono.
- ¿Dígame?...sí, soy yo............oh..........vaya, es estupendo......... ¿esta tard......?....bueno, claro.......sí, como no.....antes del cierre....
Antes de colgar Michael ya saltaba alborozado sobre el colchón.
-...están encantados con el cuento, quieren que vaya esta misma tarde...
- ¡Pero eso es...cojonudo!-gritó Michael-.
Le besó sonoramente en los labios y empezó a tirar de él para levantarle de la cama.
- ¡Joder, tengo un pálpito con esto!... Dime, ¿cuando seas una celebridad vas a quererme igual?... ¡date prisa o no llegarás a tiempo!
-...como me fastidia salir así -le dijo intentando atraerle hacia él-.
-...tranquilo - respondió Michael en voz baja y prometedora- Esta noche lo vamos a celebrar por todo lo alto...
De esa forma se vió por segunda vez en el mismo día haciendo el trayecto a la ciudad y con la misma lluvia pintando de gris el cielo. Pensar en ello hizo que la imagen de la mujer contemplándole en la cafetería de la estación le abordase sin previo aviso, dejándole desconcertado.
"Quien eres, desconocida..."
...
El silbato anunciando una parada cercana la sacó de su ensimismamiento. Aún no era la suya pero irguió la cabeza y respiró hondo, intentando serenarse.
...
...sin dejar de pensar en ella el tren silbó anunciando una parada, empezó a detenerse lentamente a la vez que lo hacía un tren que se movía en dirección contraria. Entonces...
...
...frotó el vaho de la ventanilla incrédula, para contemplar el tren que se había detenido junto al suyo. Justo enfrente, en el otro tren, alguien imitaba sus movimientos para ver mejor, era...
...
..."¡Sara!"...
...
..."no es posible" susurró su mente racional sintiendo que, una vez más, se llenaban sus ojos de lágrimas pero esta vez sin ningún sentido. No quiso llorar ante él, en su lugar compuso una gran sonrisa y con el dedo pintó despacio un gran "HOLA" en el cristal empañado, del revés para que él pudiera verlo.
...
..."Hola", le escribió él sintiendose inesperadamente emocionado y olvidándose de pronto de la entrevista, de la lluvia, hasta de Michael. "Quien eres", le dijo sin hablar, solo moviendo los labios.
Sara apoyó una mano en el cristal con la mirada llena de... ¿de qué?...
Los trenes silbaron a la vez y ambos arrancaron simultaneamente, cada uno hacia su destino, pero con la sensación de que aquel era el primer día del resto de sus vidas.