En cierto modo, eramos complementarios.
Tu habías absorbido los colores de la tierra, del trigo y el maíz, por eso tus cabellos eran dorados, y tu piel tostada, y tu cuerpo desprendía el aroma del campo recien segado. Olias a cereal, a verano, a tardes largas y crepúsculos incendiados. Y tus ojos, tus ojos eran negros, abrasados de tanto contemplar aquellos cielos inmensos y cegadores.
En cambio mi pelo era oscuro como el aire de la ciudad de la que vine, y mi cuerpo blanco y pálido, el cuerpo de quien no ha sentido nunca el calor del sol...mis ojos en cambio eran claros, quizás se volvieron azules de tanto soñar con este cielo.
Tus manos eran fuertes y ásperas, necesitaban ser besadas.
Mis manos eran suaves y frágiles, necesitaban de tus manos.
Mi boca era fina, delicada; la tuya rotunda y sensual.
Tu corazón, rudo como esta tierra, precisaba del mio.
Mi corazón, vacio como tu cielo, precisaba del tuyo.
Tu y yo, opuestos pero complementarios.
Como entendernos uno sin el otro.
Desde que te vi, no pude entender mis dias sin tenerte.
(sigue)
3 comments:
Ay... el amor...............
"...mis ojos en cambio eran claros, quizás se volvieron azules de tanto soñar con este cielo..."
Me mataste con esto... con todo el relato... precioso...
Un beso y... SEGUÍ mi ángel, aquí voy leyéndote!
Suave y áspero, delicado y duro, frágil y fuerte, blanco y dorado, rubio y negro, campo y ciudad. Opuestos en muchos sentidos y a la vez complementarios; incluso en los carácteres... la audacia del primero y la timidez del otro.
Este relato me esta gustando más cada vez... alla me voy corriendo a seguir leyendo.
Un BESOTE
Ejem... los protagonistas no tienen nombre o yo soy una completa despistada.
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