Sunday, November 19, 2006

Tres historias cortas de Brokeback

Tres pequeñas historias que reflejan lo que Brokeback Mountain supuso en mi vida desde el momento en que Ennis y Jack se cruzaron en mi camino...

LUREEN


Lureen quiso decir:

...no sé que hora era, muy tarde, quizás las tres o las cuatro de la mañana y yo estaba en un sueño ligero y lleno de pesadillas, buceando dentro de él y peleando por salir, cuando de repente oí tu voz, alta, clara y serena como si estuvieses despierto y llamases a alguien que se encontrara en la otra esquina de la habitación...

-"Ennis..."

Me incorporé sobresaltada, el camisón empapado en sudor y el cabello pegado a la cara, en parte aliviada por haber abandonado ese mundo a mitad de camino entre la realidad y los sueños, y también asustada porque parecías hablar con alguien que se encontrase allí. Me volví hacia tí.

-"Jack"...

Y de pronto al ver tu rostro no pude decir más... como podría decírtelo, intento explicarlo y todavía se me humedecen los ojos al recordar tus facciones serenas y tu expresión: cuanta paz veía en tus rasgos, cuanta calma y sobre todo cuanta dicha, no he podido ver en mi vida la imagen de una cara que me transmitiese tanta felicidad... No sé porqué tuve ganas de llorar, te sacudí el hombro y dije:

- "Jack, ¿te encuentras bien?"...

Entonces abriste tus ojos, y Dios mío, ví los ojos de un hombre enamorado, quise ahogarme en tus pupilas azules que me sonrieron un segundo, todavía empañadas por el sueño, era una mirada tan hermosa, tan radiante, tan entregada...
...estabas ahí pero no estabas viéndome a mi.
La realidad cayó sobre ambos como un manto de lluvia helada, parpadeaste dos veces, esa luz se borró de tu rostro y dijiste:

-"¿Ocurre algo, Lureen? "

-" Nada, Jack... sigue durmiendo..."

Por la mañana Lureen dijo:

...

Lureen no dijo nada.

ENNIS DEL MAR HA MUERTO


Cuando abrí los ojos no sabía lo que había ocurrido, simplemente me sentía diferente. Diferente quiere decir mejor, mucho mejor en realidad: podía erguir más la espalda, mis ojos estaban más claros, y hacía tiempo que no sentía la mente tan despejada ni la boca tan limpia, sin el agrio regusto a cerveza de la noche anterior... También era todo un poco extraño, no era como salir de un sueño sino algo distinto, de pronto estaba allí de pie en medio, vestido y mirando al suelo... llevaba puesto un viejo sombrero apolillado que hacía muchísimo que no me ponía, de hecho pensaba que ya no estaba entre mis cosas porque la última vez que estuvo en mi cabeza el viento del Oeste barría las montañas y había alguien que hacía esas cumbres mágicas...
"Pero de donde ha salido", pensé quitándomelo de la cabeza y sosteniéndolo contra mi pecho. Después ví mi camisa, unas conocidas manchas de sangre seca y acudió a mis ojos la vieja y familiar sensación, como si alguien dejase caer con exquisito cuidado una gota de vinagre sobre cada una de mis pupilas, entonces las lágrimas volvieron a hacer borroso el mundo a mi alrededor, con la misma fuerza que siempre, como si el dolor fuese nuevo y no pensase acabar nunca...
Estuve un rato así, cubriéndome el rostro con las manos e intentando contener todo aquel llanto, preguntándome porqué había hecho aquello, porqué me torturaba a mí mismo de esa manera, hasta cuando iba a durar.... como siempre no había respuestas...
Al fin me serené y miré alrededor con mis nuevos y nítidos ojos, contemplando la caravana...
...vaya, parecía que llevase un siglo deshabitada, nadie había limpiado el polvo que habitualmente el viento del desierto cuela por todos los rincones y para colmo el ventanuco que hay sobre la destartalada cocinilla eléctrica estaba abierto, las cortinas revoloteaban y por ellas entraba la arena a ráfagas, cubriendo poco a poco el suelo, los rincones, los muebles, la cama...
"La cama, Santo Dios..."
Bajo aquella colcha descolorida había un bulto, un cuerpo humano con el aspecto de un muñeco roto y abandonado.
Era yo.
No sentí tristeza ni pesar, solo algo parecido a la sorpresa, que era bastante más de lo que había sido capaz de sentir durante los últimos años. Sin duda estaba muerto, la piel tenía un color extraño y parecía haberse encogido en torno a las mandíbulas, mostrando los pocos dientes que me quedaban. Por si me restaba alguna duda, un grueso moscón azulado se posó sobre mis labios, luego sobre el extremo de mi afilada nariz y se quedó alli frotándose las patas delanteras, sin que aquel Ennis del Mar que yacía boca arriba hiciese el menor gesto para espantar a la intrusa de su rostro.
"No hay duda, estoy muerto", me dije con cierto desapasionamiento, y acto seguido me atrapó un ataque de profunda autocompación al verme allí, solo y abandonado a merced de los insectos. ¿Cuanto tiempo llevaba allí? ¿Es que nadie me había echado de menos? ¿Se iba a convertir la maldita caravana en mi gran ataúd metálico por los siglos de los siglos? Repentinamente fui consciente de lo sólo que había estado todos esos años, encerrado en mí mismo con la única compañía de mis recuerdos y la nostalgia por el tiempo perdido.
"Que final tan triste, Ennis del Mar. Ni siquiera al final pudiste morir con un poco de dignidad. Ni una oportunidad para enmendar los errores del pasado, ninguna posibilidad de abandonar el dolor."
Esta vez no lloré como unos instantes antes, tan solo volví a cerrar los ojos y pregunté mentalmente: "¿Ahora qué?"
Descubrí que el tiempo no transcurre igual cuando uno está muerto, porque aunque me había parecido solo un parpadeo de pronto la mortecina luz que entraba por el ventanuco había desaparecido, todo estaba oscuro, había anochecido. Me pareció mejor, la realidad se difuminaba en sombras apenas reconocibles y una suave luz plateada que supuse provenía de la luna hacía parecer todo más hermoso.
Una voz interior, quizás la mía propia o quizás no (porque aquel tono resultaba mucho más amable del que acostumbro a utilizar conmigo mismo) me susurró:
"Sal fuera, Ennis del Mar."
Casi creí percibir un poco de cariño en las palabras, como si alguien comprendiese mi agonía y pensase que era el momento de curar las heridas, de descansar por fin. Me fue imposible negarme a obedecer aquella suave orden y casi sin mover los pies llegué hasta la puerta, la abrí sin ruido y salí al exterior.
"Oh, Dios... Conozco este lugar."
El suave aroma de los pinos y el aire fresco de la noche golpearon mi rostro de una forma tan real que me resultó dificil creer que estaba de veras muerto.
"¿Ves la luz, Ennis?... Camina hacia la luz."
"Mierda",dije. "¿Así que todo va a ser así, como comentan en los programas de televisión? ¿Unos recuerdos del pasado, un tunel oscuro y un viaje hacia una luz? Pues mierda otra vez, no quiero ir hacia la luz. No quiero encontrarme con Dios. Qué quiere Dios de mí, qué pretende que le diga... ¿Quiere que le de las gracias por la vida que me ha tocado vivir? Pues no pienso hacerlo. No voy a ir hacia la puta luz."
Hubo un instante de silencio y luego la voz insistió:
"Joder, Ennis. Camina hacia la luz."
La verdad estalló en mi interior, fue como una gran explosión blanca.
"No puede ser."
Miré a un lado y a otro hasta encontrarla, un tenue resplandor anaranjado entre las ramas de los árboles y eché a correr hacía allí como un loco, con el corazón convertido en una inmensa bola en mi garganta que me impedía respirar y las lágrimas, ¡otra vez las lágrimas!, corriendo por mi rostro como locas, arrastrando por fin la amargura y la pena de tantos y tantos años... Salí a un claro y me detuve casi sin aliento.
Ví una tienda de campaña, ví una hoguera, ví alguien con sombrero tejano agachado, poniendo leños en la lumbre ,ví la forma de aquellos hombros y el cabello oscuro de esa nuca.
Ese alguien se volvió y ví unos ojos.
"Por fin estás aquí, Ennis. Ya tenía el culo helado de esperar."
Corrí. Lo abracé. El mismo viejo aroma. El mismo olor. Estaba en el Cielo.
"Puto Jack Twist".
...no sé si Dios me fulminará con un rayo divino por esta imagen del paraíso, porque en este punto en el que acaba el cuento Ennis y Jack están a punto de hacer el amor frente a ese fuego... pero si creo que Dios representa precisamente ese Amor, debo creer que todo ocurre de este modo, y que los dos vaqueros al fin juntos se aman por toda una eternidad ( o dos, porque tratándose de Amor con mayúsculas a veces una eternidad no es suficiente), de manera que... que Dios los bendiga por siempre.

ALMA


Alma nunca subió a la montaña.
Alma no conoció como sopla el viento allí arriba, como agita las flores en la pradera y hace correr las nubes por el cielo inmenso.
Alma no supo lo que era sentirse abrazada en una tienda de campaña, oyendo los ruidos de la noche mientras el cálido aliento del deseo acariciaba su nuca.
Alma solo conoció la espera, contar las horas aguardando el final de aquellas excursiones de pesca con el corazón roto y la cabeza llena de preguntas sobre qué era lo que debía hacer.
"Esta será la última vez" se repetía siempre con los ojos llenos de lágrimas y los nudillos incrustados en la boca para que las niñas no la oyesen llorar. "Si vuelve a subir allí arriba le diré que esto se ha acabado, le siré que me voy para siempre, le diré..."
Entre tanto los acantilados de Ennis del Mar crecían y se estiraban como el trigo en verano, y Alma quedaba allí abajo impotente, viendo cada vez más dificil escalar esas paredes y llegar hasta él, trepar por aquellos muros de piedra para alcanzar su corazón. Fallaban sus fuerzas y fallaba también su valor, porque ¿que ocurriría si no hubiese sitio arriba para ella? ¿podría sobrevivir a la caída?
...con la frente ardiendo apoyada contra el cristal vió por fin llegar la odiada furgoneta y a Ennis bajar de un salto, tan radiante y lleno de energía como si bebiese en aquellas montañas de la fuente de la Eterna Juventud.
"Mamá, ¿es papá? ¿ya vuelve papá de pescar?"
No respondió, en su lugar se miró la palma de las manos y vió unas medias lunas cárdenas en los lugares donde se había clavado las uñas sin sentir. Afuera se escuchó un alegre toque de claxon, Alma levantó la mirada y alcanzó a ver una sonrisa y el destello de unos ojos azules antes de que el traqueteante cacharro volviese a arrancar.
"Ya estoy en casa", oyó decir a Ennis desde la puerta y las niñas corrieron a recibirle.
Ella volvió a apoyar la cabeza contra la ventana, los músculos inmovilizados por el dolor, observando como la furgoneta se iba haciendo más pequeña hasta desaparecer en una nube de polvo del camino.
"Puto Jack Twist..."

3 comments:

Anonymous said...

Y yo sin enterarme de esto... no hay derecho, eh?.. Anda que si antes hacía visitas ahora es que no hay excusa...
2besos

pon said...

¿Has vuelto a Brokeback?.

Rosa said...

¡Las lágrimas otra vez!. Haz vuelto de nuevo a las montañas, y nosotros contigo. Lureen, decubriendo esa mirada azul y enamorada que jamás fue para ella. Ennis aceptando por fin la invitación de su amiga la muerte; solo... como siempre quiso estar. Pero al fin llegó a su paraíso, a el olor de pinos, al calor de la hoguera, a su Brokeback.
Y Alma... tan frágil, tan inmensamente perdida en todas esas cosas que no comprendía. Cómo entender esa sonrisa que ni con miles de horas de amor conseguía pintar en el rostro de Ennis.
Ay, mi ángel, ¡las lágrimas de nuevo!